Voyage, Voyage
Hace un millón y medio de años los hombres dominamos
el fuego y nos apoderamos del mundo; en 1402 una flota China circunnavegó la Tierra , pisó los cinco
continentes y trazó los mapas que siguió Colón en 1492; en 1961 Yuri Gagarin
ascendió a la estratosfera en un cohete Vostok y demostró que el hombre podía
sobrevivir en el espacio; en 1969 pisamos la Luna y en 2013 abrimos la puerta para salir al
espacio interestelar por medio de la nave Voyager 1.
La misión Voyager consiste en dos naves gemelas de
exploración. Lanzadas en el año 1977, su cometido ha sido modificado cada vez
que superaron una etapa. El proyecto preveía cinco años de investigación pero
las sondas cuentan treinta y seis en el envío de sus datos.
Las Voyager son prismas decagonales, pesan menos que
un auto mediano y caben en una pieza de barrio. Su aspecto es el de un insecto
con un ala redonda y dos antenas finas. Están a 19 mil millones de kilómetros
de casa. Su débil voz de radio, que viaja a la velocidad de la luz, tarda 17 horas
en llegar. En la actualidad son controladas desde la Tierra por solo diez
personas.
¿Qué significa 17 horas de viaje a la velocidad de la
luz? Nada que podamos comprender, por desgracia, pero es la distancia a la que
influye nuestra estrella. El sol sopla partículas de energía; estas forma un
escudo o cáscara de huevo que nos protege de la agresión foránea, los Rayos
Cósmicos, los más potentes jamás descubiertos.
Cada una lleva tres generadores nucleares, les proveen
menos vatios que los que consume una computadora personal. Están provistas de
una antena parabólica, dos rectas y un número de instrumentos que son nuestros
sentidos: cámaras, sensores infrarrojos y ultravioletas, sensores magnéticos, sensores
de plasma y rayos cósmicos. Estos equipos, diseñados en los ´70, son la vara de
medir de un Dios muy torpe: Nosotros.
Uno de los directores de la misión fue Carl Sagan,
persona inigualable, gran astrónomo repudiado en los EEUU por manifestarse en
contra de su gobierno. Carl soñaba con hacer contacto con alguna inteligencia y fue parte fundamental de este proyecto asombroso: Salir al
espacio, enviar un mensaje a las estrellas.
Portan las Voyager sendos discos de oro con
información criptada: Música, voces, saludos y cantos de ballena, átomos y
pulsares escritos allí. Son el mensaje esperanzado que una civilización de
náufragos arrojó al mar para ser rescatados de su soledad existencial.
Las Voyager dicen: ¡Ey, aquí estamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario