domingo, 25 de agosto de 2013

Alegre y apasionada química

Alegre y apasionada química


Cursé Química en dos secundarias técnicas. La profesora de Alcorta era bellísima y eso es todo lo que recuerdo; en Chabás tuve al profesor Martín, uno de los seres más luminosos que haya conocido. Le faltaba un brazo y era algo amplio pero en el recuerdo se impone su sonrisa y la voz de trueno; ambas barrían con lo que tuvieras en mente, y te reías. Murió muy joven –demasiado- en un choque de autos. Después supe que donaba su sueldo.

Así, en dos años y sendas escuelas, solo aprendí de química sobre el calor que una presencia femenina puede causar en un adolescente y cómo el peso de una personalidad magnífica puede perderse por propia inercia. Tuve que llegar a los cincuenta para descubrir que la química era apasionante. Ignoro si hoy se entusiasman con ella los alumnos. Ojalá, pues a la astronomía le sigue ella en el don de explicarlo todo.


Los hombres, los niños, los perros, las plantas, las rocas, el aire y las estrellas están hechos de una misma cosa. Minúscula, frenética, numerosa: Inventados por Demócrito en el siglo IV AC, los átomos forman todo aquello que puedas sentir y que ocupe un lugar en el espacio, es decir, la materia. De átomos está hecho el mundo, de átomos la persona que amas, la simiente en el viento y el ser que se gesta para continuar con la aventura y la tragedia de la vida. Al combinarse, forman las sustancias pero si se fusionan crean nuevos átomos, nuevos elementos. Si tomas dos átomos de hidrógeno (H) -por ejemplo- y los aprietas lo suficiente, en un instante se habrán fusionado para crear uno nuevo, uno que antes no existía y ahora sí, un átomo de helio (He)*. Como residuo de esta actividad o trabajo realizado se irradia energía en forma de luz y calor.


Lo he dicho todo: el único sitio donde existe la presión suficiente para unir dos átomos y que emite residuos de luz y calor, es el núcleo de toda estrella. Esta transmutación sucede a cada instante dentro de esas fábricas de metales que hay en el cielo. Las estrellas son las encargadas de crear los diversos tipos de materia. Los soles cumplen de esta manera con el sueño de los alquimistas, aquellos hombres que buscaron la piedra filosofal, la sustancia capaz de transformar cualquier cosa en oro. En general, ellos desconocieron o sobrevaluaron la riqueza de su obra pero creo que algunos la intuyeron. A medida que los experimentos y las medidas sustituyeron sus sueños y caprichos la ciencia se abrió paso. Fueron los precursores de la química de hoy.

Hoy, esta disciplina produce vacunas, alimentos y materiales cada vez más útiles. Se encarga de mejorar un sistema, un recurso o un proceso, de modo tal que multiplica las expectativas de vida de nuestra especie. En astronomía el papel de la química es preponderante. Se encarga de explicar los procesos estelares, las atmósferas planetarias, las naturaleza del gas que impregna las nubes interestelares y sugiere los pasos mediante los cuales será posible algún día hallar vida extraterrestre.

Si tuviera la suerte de dictar clases de Química me esforzaría por hacerla atractiva como mi profesora y alegre y apasionada como el gran profe Martín.



*El proceso real no es tal, hacen falta 4 núcleos de hidrógeno para formar uno de helio y entregar energía al medio.

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